Historia de “Lo de Marcos”
En el remoto año de 1918, Lo de Marcos inició su travesía histórica cuando Don Apolonio Palomera y sus hijos, Liborio, Pedro y Ramón, se establecieron en estas tierras que formaban parte de las extensas propiedades de la familia Camarena de Guadalajara. Este capítulo inaugural marcó el nacimiento de un relato que arraigaría profundamente en la identidad de Lo de Marcos.
Durante la presidencia de Lázaro Cárdenas (1934-40), se llevaron a cabo reformas agrarias trascendentales, dando lugar a la distribución y transformación de las tierras de grandes haciendas, incluyendo las de la familia Camarena, en ejidos comunales. Este cambio estructural dejó a Lo de Marcos, junto con vastas extensiones de la costa de Nayarit, Jalisco y Colima, en un estado de relativo anonimato y desarrollo mínimo, con escasas vías de comunicación, carencia de electricidad y agua corriente.
No obstante, la década de 1960 marcó un punto de inflexión en la economía local, alejándose de la dependencia agrícola para abrazar el turismo. Extensas porciones de tierra, pertenecientes al Presidente Luis Echevarría (1970-76) o a los ejidos, se vendieron y desarrollaron; se trazaron nuevas carreteras, y pueblos como Sayulita y Rincón de Guayabitos florecieron durante el auge del turismo nacional e internacional. En este contexto, Lo de Marcos, con apenas unos cientos de habitantes y dos callejones, inició su proceso de expansión.
Para el año 1986, la población de Lo de Marcos había alcanzado los 1,238 residentes, con 290 niños asistiendo a las escuelas locales. A pesar de su crecimiento y proximidad a destinos turísticos, Lo de Marcos ha mantenido las mismas características de hace tres cuartos de siglo. Si bien ya no se cosechan cocos para extraer aceite y los caimanes han desaparecido de la zona, la exquisita naturaleza de sus playas y selva permanece inalterada. La llegada de la electricidad, la construcción de un tanque de agua potable y la aparición de bungalows, sitios para remolques, restaurantes y escuelas marcaron una nueva etapa en su desarrollo.
Desde entonces, Lo de Marcos ha mantenido con firmeza su encanto mexicano y su serenidad característica. Este rincón pintoresco no solo es apreciado por los locales, sino que también atrae a numerosos jubilados de Estados Unidos, Canadá y Europa en busca de un refugio tranquilo. Ubicado a aproximadamente una hora al norte del aeropuerto de Puerto Vallarta, el pueblo tiene una población constante de alrededor de 2,500 habitantes durante todo el año, cifra que se incrementa significativamente a 3,000-3,500 entre noviembre y finales de abril, marcando la temporada alta.
Con una extensión de aproximadamente 2 kilómetros cuadrados, Lo De Marcos es un lugar excepcionalmente accesible. Su Plaza, estratégicamente situada en el centro, se erige como el epicentro de la vida del pueblo. No hay duda de que el mayor atractivo de Lo De Marcos es su regalo divino: una playa extensa, amplia y prácticamente desierta. Desde la desembocadura del río en el extremo norte de la playa, cerca del parque y resort de casas rodantes de Tlaquepaque, hasta las pozas de marea en el extremo sur, la belleza natural de esta costa es sencillamente excepcional. Además, es común avistar ballenas jorobadas cerca de la playa.
La planificación de Lo De Marcos gira en torno a un humedal natural central, creando un hábitat donde las tortugas, aves acuáticas y otros animales salvajes pueden ser observados en su entorno natural. Este equilibrio entre desarrollo y preservación de la naturaleza contribuye a la singularidad de Lo de Marcos.
En conclusión, Lo de Marcos no solo es un lugar con una rica historia arraigada en sus fundadores, como los hermanos Palomera, Cruz y Parra en 1918, sino también un refugio encantador que ha sabido conservar su autenticidad mexicana y su serenidad, atrayendo a visitantes de todo el mundo en busca de una experiencia auténtica y pacífica.
